Laila Roth: de los números a las risas, la socia de Pergolini que conquistó el stand-up

Dejar atrás una prometedora carrera en estadística para abrazar el impredecible mundo de la comedia suena a salto al vacío, pero para Laila Roth fue la mejor decisión de su vida. Hoy, no solo es una referente del stand-up nacional, sino que su talento y visión la llevaron a convertirse en socia de un gigante de los medios como Mario Pergolini en el programa «Otro día perdido».
La historia de Laila, nacida en Ceres, Santa Fe, es un testimonio de audacia y pasión. Tras formarse en Estadística en la Universidad Nacional de Rosario y trabajar durante cuatro años en una prestigiosa multinacional en Buenos Aires, un viaje a Estados Unidos cambió su perspectiva. Allí, la efervescencia de los clubes de comedia y la libertad de expresión que ofrecía el stand-up la cautivaron por completo. A su regreso, ya no había vuelta atrás: cambió los números por la comedia.
Su ascenso en la escena del stand-up fue meteórico. Con un estilo observacional, inteligente y despojado de estridencias, Laila logró conectar con el público a través de historias cotidianas y reflexiones agudas. Se convirtió en una habitué de los principales escenarios de comedia y festivales, ganándose el respeto de sus colegas y el cariño de una creciente audiencia.
Pero Laila no se conformó solo con subirse al escenario. Su visión emprendedora y su capacidad para generar contenido la llevaron más allá de los reflectores. Su colaboración con Mario Pergolini en Vorterix la posicionó como una figura clave en la intersección entre el humor, los medios y las nuevas tecnologías. Ahora, junto a Radagast, es uno de los pilares fundamentes de «Otro día perdido».

Laila Roth: de los números a las risas, la socia de Pergolini que conquistó el stand-up
Laila Roth: cómo el stand up sanó su duelo y transformó su relación familiar
Criada bajo la sombra de un padre médico y las expectativas de una madre sobre una carrera «correcta», Laila se inclinó por la Estadística, más por inercia familiar que por un deseo genuino. Sin embargo, el fulgor de los escenarios la atrajo con una fuerza irrefrenable, empujándola a abandonar la seguridad por el incierto pero gratificante sendero del humor, transitando desde pequeños foros hasta escenarios internacionales.
El punto de inflexión más crudo llegó con la pandemia, al enfrentar la devastadora pérdida de su madre a causa del COVID. Un duelo atípico, marcado por el encierro, donde las lágrimas se mezclaban con las risas, se convirtió, paradójicamente, en el motor para redoblar su apuesta por la comedia como bálsamo.
Simultáneamente, el vínculo con su padre, antes distante, se transformó en un pilar fundamental de apoyo, una evolución personal y familiar que hoy Laila comparte con millones de espectadores en sus redes sociales.